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Tomé la avenida grande; la de las intenciones ocultas y las verdades arregladas a base de código y mantenimiento- “si, en verdad me he convertido en una especie de dios” reí para nadie en particular mientras desde mi lado de la acera, sentado en el café, observaba cada movimiento que podía imaginar como tuyo. Me parecen siglos desde la última vez que te vi, desde que volví a tomar camino y me escondí de ti (o de tu memoria) atrás del monitor, en una jungla de imágenes, nombres, registros y direcciones tan reales como tú.

Estoy comenzando a recorrer dos veces todos los caminos, se ha vuelto laberíntico, pero creo que no he omitido ningún detalle…excepto el encontrar tu rastro…o el mio otra vez ¿será que estoy persiguiéndome a mi mismo?

Por la puerta la misma figura camino al mismo banco frente a la barra, no sonríe, casi no habla, no ve a nadie, solo fuma y con un gesto pide más de beber…es mi reflejo en el cristal de la puerta; otro samurai insomne, trágico en su definición de lo que llaman realidad – sin embargo es una decisión que se abraza fuerte – soy una mierda con los demás porque aprendí a ser una mierda conmigo mismo; una vez me preguntaron cuanto tiempo podía vivir de mi mismo, la única respuesta que pude dar fue “lo que haga falta” por supuesto que es falso, es tan solo una imagen que se pueda proyectar, parte del código, una encripcion dentro de otra; hasta que uno puede preguntarse “¿Quién soy?”…uno es lo que hace falta ser.

Regla 4 : Lo mas valioso que se puede poseer es NADA