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… la canción terminó al mismo tiempo que la botella de whiskey; lo mismo que las respuestas fáciles; y las preguntas se hacían cada vez mas difíciles.

Sería más fácil comprar el tiempo por docena- pensó el que escribía en el gastado teclado de la maquina- o pedirlo por catalogo, como se hace en los pueblos, pero bueno; en los pueblos el tiempo es algo que nunca falta…si, ahí siempre hay tiempo para todo. Hay de dias a dias, hay de libertades a libertades tambien, y claro al final hay de miedos a miedos.

Tal vez no le tengo miedo a morir – volvio a pensar el que escribia- sino tengo miedo a morir sabiendo que no vivi la vida que queria vivir; nunca he querido que nadie me ate y en le fondo siempre estoy, como decia aquella cancion, tirando mi cable a tierra. El momento lo es todo y parece que yo no puedo llegar en el adecuado

A veces duele mas que nadie conteste a lo que dices, cuando vives solo es común y duro, mas cuando uno tiene la rutina de sentarse atrás de una maquina a vivir la vida - musica de vioilines, rasgando el vacio y la soledad del estudio- y escribir cualquier cosa da miedo porque uno se cansa de lanzar botellas al mar. Nunca ninguna ha regresado a mi; tal vez por que la vida del ser humano es muy corta para darse cuenta de que vale mas el hoy que el mañana.

Encontrar el olvido es encontrarse a si mismo; cuando uno no tiene nada que perder es cuando uno realmente vive, bah, basura que se oye bien, es como adornar la mierda para ponerla en un aparador, seria mejor cerrar las puertas a todo y aislarse totalmente del mundo, dejar de vivir aquí, tal vez, tal vez, aun sea momento de regresar a aquel pais donde las botellas que uno lanza al mar llegan y se quedan y la gente que vive ahí hace castillos de esas botellas, y murallas muy altas,. Si ella pones su muralla, yo pondre la mia; siempre he sabido vivir dentro de murallas; ahí uno puede colgar las imágenes que uno recuerda como buenas.